Se trata de calabazas dulces, ideales para asarlas al horno. El postre, merienda o desayuno perfecto. Con solo partirlas por la mitad y meterlas en el horno a 200 grados durante unos 45-55 minutos (dependiendo del tamaño), se convierten en un plato perfecto para los más golosos. La calabaza se conserva bastante bien, puediendo aguatar de uno a dos meses.